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El mundo del trabajo tras el confinamiento

Como es natural, en estos momentos son omnipresentes las noticias sobre la pandemia y el trastorno que el confinamiento está provocando en nuestras vidas, en particular a nuestra forma de trabajar. Aunque se ha prestado mucha atención a las consecuencias inmediatas para nuestra vida diaria, cada vez son más las voces que especulan sobre los efectos a largo plazo y, en concreto, que alertan sobre el surgimiento de una «nueva normalidad».

Sin embargo, la experiencia nos dice que este tipo de predicciones suelen hacer rehén de la fortuna a quien las formula. No en vano, si consideramos detenidamente en qué consiste realmente esta disrupción, podemos ver que se compone principalmente de tendencias ya existentes y líneas de pensamiento bien establecidas.

Una forma de considerar esto es inspirarse en el libro de Clay Christensen The Innovator’s Dilemma, en el que el autor argumenta que tenemos que tener clara la distinción entre el desarrollo de una solución existente y una solución completamente nueva que rompa con lo que había antes. El dilema del título alude al problema que esto supone para los diseñadores, fabricantes y proveedores de servicios. El reto principal que plantea es el desarrollo de una capacidad para distinguir entre el cambio como un evento de evolución o de extinción. El ascenso del hombre o el impacto de un meteorito.

Cuando consideramos las características de los cambios inmediatos y a largo plazo en el mundo del trabajo, lo primero que nos llama la atención es lo familiares que nos resultan. Por analizar solo tres:

Trabajo digital: La digitalización del mundo del trabajo con la adopción de herramientas de colaboración como Zoom y Teams ya estaba bien establecida antes de la pandemia. El aumento masivo del uso de tales herramientas en un corto período de tiempo es pragmático, pero enfatiza nuestra necesidad de conexión y colaboración incluso en las circunstancias más difíciles e inesperadas.

Espacios de trabajo ágiles: La idea de que la oficina física desempeña un papel cambiante, que actúa como pegamento cultural de una organización y ofrece un catálogo de espacios para una plantilla ágil y autónoma, tampoco es nueva y, de hecho, ya tiene su manifestación física en las propias oficinas de Sedus en Alemania, entre otros. También es una idea que la empresa ha estado desarrollando y discutiendo con clientes, arquitectos, diseñadores y otras partes interesadas durante varios años.

Trabajo flexible: No se puede considerar que una plantilla es flexible, a menos que esté capacitada para trabajar de la forma y en el lugar que considere más adecuados para una determinada tarea. El reto para las organizaciones es crear una cultura apropiada y dotar a las personas de las herramientas adecuadas para ello, centrándose al mismo tiempo en su bienestar, donde quiera que se encuentren. Se trata de la creación de un ecosistema de espacios de trabajo digitales y físicos que ayude a las personas a trabajar solas y con sus colegas de la mejor manera posible en todo momento.

Estas no son ideas nuevas y muchas organizaciones llevaban ya muchos años implementándolas y discutiéndolas antes de la extraordinaria situación actual, por lo que podemos concluir que no estamos viviendo el nacimiento de una nueva forma de trabajo, sino la aceleración de tendencias ya existentes. Adaptarse a este rápido cambio será un desafío, pero ayuda saber que ya tenemos las herramientas a nuestra disposición para afrontarlo.

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