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Olvide el futuro del trabajo y céntrese en sus futuros

En los últimos meses, en Sedus hemos mantenido muchas conversaciones con otras organizaciones sobre sus planes y estrategias en relación con su espacio de trabajo, al tiempo que planifican su futuro corporativo. Y hemos sido también todo oídos. Una idea que expresan constantemente las personas que desarrollan estas estrategias es que el presente y el futuro están llenos de incertidumbres, pero que no les queda más remedio que planificarlas y aplicarlas de todos modos. No obstante, todos conservan la capacidad de readaptarse a medida que se conozca mejor la naturaleza y la escala de los cambios que estamos viendo.

No son los primeros, sin duda. Se podría argumentar que se trata de una característica de la condición humana, no de un fallo. Como bien decía el filósofo Søren Kierkegaard, «la vida solo puede ser entendida mirando hacia atrás, pero tiene que ser vivida hacia delante».

Es posible que aún no seamos capaces de describir el tipo exacto de cambio en nuestra forma de trabajar al que estamos asistiendo en la actualidad. ¿Se trata de un cisne negro? Este término, acuñado y popularizado por Nassim Taleb, describe cosas que «nos parecen, sobre la base de nuestra limitada experiencia, imposibles» pero que suceden de todos modos, tienen un gran impacto y a menudo se racionalizan después.

¿O es más bien un rinoceronte gris? Con este término, la autora Michele Wucker define un acontecimiento que podemos o podríamos haber visto venir y que deberíamos haber previsto. ¿O tal vez sea un Rey Dragón, un acontecimiento previsto o predecible que tiene grandes consecuencias potencialmente inesperadas en sistemas complejos, por muy preparados que estemos para ello?

Sedus sofa futuro del trabajo

Sea como sea que describamos lo que estamos viendo, no es un buen momento para hacer predicciones precisas sobre el futuro del trabajo o de muchas otras cosas. Más bien podríamos emplear mejor nuestro tiempo pensando acerca de los futuros. Deberíamos hacer predicciones sobre el trabajo y los espacios de trabajo como un rango de resultados potenciales, basados en lo que ya sabemos, en lo que estamos viendo y en lo que aún podría suceder. Los caminos que tenemos por delante son muchos y variados.

Así pues, no se trata solo de innovación. No tenemos que pulsar el botón de reinicio y olvidar todo lo que ya sabemos. Puede que sean tiempos insólitos y que dispongamos de nuevas herramientas y nuevos conocimientos todo el tiempo, pero existen también viejos saberes y algunos elementos de cambio que son al menos algo consistentes.

Eso incluye a las personas y sus relaciones entre sí. Parece probable que el debate sobre las oficinas y el mundo del trabajo en general se base tanto en disciplinas como la antropología, la fisiología, la neurociencia y la psicología como en las preocupaciones tradicionales de las empresas.

En el último número de Insights, el monitor de tendencias de Sedus, se explora la forma en que las personas trabajan individualmente y cómo lo hacen como comunidad. Pero también se puede desentrañar en las páginas de este blog y en otros lugares.

Si queremos dejar de centrarnos en una visión predecible del futuro y acercarnos a los futuros potenciales, tendremos que absorber un amplio abanico de ideas y conocimientos. Y, como hacen ahora las organizaciones más previsoras, elaborar planes para un futuro incierto pero con un principio coherente: que el espacio de trabajo debe girar en torno a las personas y la comunidad. Eso es algo de lo que podemos estar siempre seguros.

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