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Redescubrir la verdad sobre el futuro del trabajo

Nuestro compañero Mark Eltringham compartía recientemente un artículo del blog inglés de What’s Up en redes sociales. En él explicaba el descubrimiento de las prácticas de trabajo ágiles en una mina de carbón en los años 50 en Nottinghamshire y sus implicaciones para el futuro del trabajo (aquí en inglés). A lo que le respondió que estaba equivocado un hombre llamado Eike Spengler. En realidad, el trabajo ágil era ya común a mediados del siglo XIX entre los mineros prusianos e incluso se consagró en una ley como parte de un conjunto más amplio de reformas laborales.

«Te equivocas en casi cien años. El espacio de trabajo ágil existe, de manera formal y objetiva, exactamente desde el 21 de mayo de 1860. Regulado por la «Knappschaftsgesetz» prusiana (Ley sobre el gremio de la minería), válida para mineros y trabajadores de la sal. Fue asumida por el Imperio alemán tras su fundación en 1871».

Siempre se aprende algo y esto sirve para recordarnos una verdad casi universal. Muchos descubrimientos son redescubrimientos. Y probablemente los prusianos tampoco fueron los primeros. En algún lugar habrá un historiador de Grecia, Italia, Persia, Mali, India, Egipto, México, Japón o China que también podría llamarnos la atención con un «no es cierto, verás…».

Decía Mark que le recordaba esto a una anécdota del libro de Stephen Hawking de 1998 Una breve historia del tiempo: «Un conocido científico (algunos dicen que fue Bertrand Russell) dio una vez una conferencia sobre astronomía. Describió cómo la Tierra orbita alrededor del Sol y cómo el Sol, a su vez, orbita alrededor del centro del vasto conjunto de estrellas que conocemos como nuestra galaxia. Al final de la conferencia, una anciana al fondo de la sala se levantó y dijo: «Lo que nos ha contado no son más que disparates. El mundo es en realidad un disco plano apoyado sobre la espalda de una tortuga gigante». El científico sonrió con suficiencia antes de responder: «¿Y sobre qué se sostiene la tortuga?» «Es usted muy inteligente, joven, muy inteligente», dijo la anciana. «¡Pero son tortugas una sobre otra hasta abajo del todo!»»

El principio de regresión infinita es una forma útil de ver cómo se desarrollan las ideas importantes, porque tendemos a asumir que las grandes ideas formativas surgen de la nada de una gran mente, cuando la verdad es mucho más interesante.

Cada vez que miramos debajo de una gran idea o de uno de estos genios que las generan, nos encontramos otros genios y otras nuevas ideas debajo.

Esta verdad eterna merece ser considerada al contemplar el debate actual sobre la naturaleza cambiante del trabajo y la respuesta global a la pandemia del coronavirus. Algunas personas apenas están descubriendo ideas sobre el trabajo flexible y el papel de la oficina y sus vínculos con la colaboración, el bienestar, la cultura y el crecimiento personal.

Para aquellos que, como Sedus, llevan años hablando de esto y que probablemente esperaban que su adopción fuera el resultado de una evolución constante a lo largo de varios años, lo repentino de la situación es una sorpresa. Sin embargo, el debate en sí no lo es.

Estas ideas, que ahora son omnipresentes, les resultan muy familiares a Sedus y otras empresas como ella, que ya hace tiempo han desarrollado respuestas sofisticadas a ellas, tanto conceptualmente como en términos de diseño de productos.

Estas ideas definirán la vida laboral tras el confinamiento, pero los principios y las soluciones que implican son anteriores a él y se conocen bien. El resultado debería ser una mejor vida laboral para las personas y mejores espacios en los que trabajar juntos. Vivimos tiempos difíciles, sin duda, pero estas dificultades también representan una oportunidad para quienes cuentan desde hace tiempo con las herramientas con que hacer frente al desafío.

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