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«Blue Monday»: ¿el día más triste en el trabajo?

El lunes 20 de enero es «oficialmente» el día más triste del año para las personas en el trabajo o «Blue Monday», como se conoce en el mundo anglosajón. La efemérides siempre es recibida con gran escepticismo, en gran parte porque es fue una idea del departamento de marketing de Sky para promocionar su Canal Viajar en 2005. Gran parte del escepticismo se centra en el uso de una ecuación para determinar que el «Blue Monday» es el tercer lunes de enero. No obstante, existe una cierta metodología detrás basada en factores genuinos como la cantidad de tiempo de luz solar. El término «Blue Monday» es quizás especialmente oportuno este año debido al anuncio de Pantone de que su color del año es uno llamado Classic Blue, que también está vinculado a la ausencia de luz solar y a un cierto grado de incertidumbre.

«Es un color que anticipa lo que va a suceder», explicaba Laurie Pressman, la vicepresidenta del Instituto Pantone Color, que selecciona el Color del Año. «¿Qué nos deparará el futuro a medida que nos adentramos en la noche?».

Lo que sí sabemos es que el color desempeña un papel importante en cómo nos sentimos acerca de nuestras vidas y nuestro entorno. Y ese es el motivo por el que algunos colores están muy estrechamente asociados con emociones específicas y por el que es tan importante tomar decisiones informadas en relación con los colores.

El invierno ha llegado

En España estamos en pleno invierno, lo que suele significar frío y menos horas de luz. No hay duda de que esta época del año puede afectar al ánimo de las personas; de hecho, es una de las causas más reconocidas del trastorno afectivo estacional (SAD, por sus siglas en inglés), que está directamente relacionado con la falta de luz natural durante los meses de invierno.

SAD es un término acuñado por el Dr. Normal Rosenthal de la Universidad de Georgetown para describir la melancolía invernal: el letargo y la sensación de abatimiento general que experimentamos cuando el clima y los días cortos obligan a las personas a pasar más tiempo en interiores con menos exposición a la luz natural.

Este trastorno puede afectarnos de diferentes maneras y en distintos grados, pero es una afección común relacionada con el funcionamiento de una parte de nuestro cerebro llamada hipotálamo, que controla nuestros estados de ánimo, apetito y patrones de sueño. La falta de luz nos afecta al interferir en la producción de serotonina, la hormona del placer, y altera la función de la melatonina y los ritmos circadianos que regulan nuestro sueño.

Unos niveles más altos de serotonina están vinculados a un mejor estado de ánimo y sentimientos de satisfacción y calma, y niveles más bajos suelen relacionarse con la depresión y la ansiedad. Muchos antidepresivos funcionan potenciando los niveles de serotonina y es por eso que un paseo bajo el sol puede levantarnos el ánimo enormemente.

Arrojamos un poco de luz sobre el problema

Todavía estamos aprendiendo los mecanismos del SAD, pero incluso a medida que vamos haciéndolo, hemos complicado las cosas con la introducción de otra forma de luz en nuestras vidas que puede perturbar la forma en que funcionamos tanto como la falta de luz solar. Los teléfonos inteligentes y las tablets nos hipnotizados con su brillo durante la mayor parte del día y la luz que emiten está teniendo un impacto tan profundo en nuestro bienestar como la falta de luz natural.

Una investigación publicada por IDC y otras entidades halló que el 80 por ciento de los usuarios de teléfonos inteligentes consultan su teléfono cada día en los 15 primeros minutos desde que se han despertado y dos tercios lo mantienen a su lado un mínimo de 23 horas al día. Casi todos los encuestados (95 por ciento) afirman que usan rutinariamente algún tipo de dispositivo electrónico justo antes de irse a la cama.

Por desgracia, esta exposición a la luz inhibe la producción de melatonina, lo que no solo significa noches inquietas sino también un mayor riesgo de cáncer, función deficiente del sistema inmunológico, diabetes tipo 2, obesidad y enfermedad cardíaca. El principal culpable es la luz azul retroiluminada que emiten televisores, tablets, pantallas de ordenador y teléfonos inteligentes, que parece tener una influencia particular en nuestros niveles de melatonina y, por lo tanto, en nuestros patrones de sueño.

El uso de dispositivos electrónicos las 24 horas del día, los 7 días de la semana, tiene consecuencias tanto físicas como psicológicas y parece estar directamente ligado al aumento de los trastornos musculoesqueléticos, el estrés y la depresión, que son, con diferencia, las enfermedades ocupacionales más comunes en el espacio de trabajo. Por supuesto, los efectos de nuestra necesidad de utilizar estos dispositivos junto con patrones de trabajo más flexibles pueden mitigarse o incluso erradicarse mediante un diseño inteligente del espacio de trabajo y buenas prácticas laborales, pero nunca debemos olvidar que todos estos dispositivos cuentan con una funcionalidad de serie  que puede mejorar nuestro bienestar si lo utilizamos de la forma correcta y en el momento adecuado: el botón de apagado.

Cuando se trata de la melancolía y el papel de la luz natural, hay consecuencias inevitables para la arquitectura, el diseño de oficinas y la cultura de trabajo. Como veíamos en otro artículo, la luz natural es esencial para nuestro bienestar y productividad y es vital que tengamos acceso a ella durante todo el año, no solo durante el «Blue Monday» o en lo más profundo del frío del invierno.

 

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